10 de febrero de 2011

Este jueves un relato "Besos"



La Caja.
Desde  el principio del curso Lisa, observaba atentamente a ese chico, era un chico muy normal: cabello castaño clarito, sus ojos creía que marrones, pues solo lo veía desde lejos, eso si era alto para su edad, ella lo veía alto y delgado, era algo mayor que ella, pues estaba en un curso superior, de hay el no saber su nombre, ¿Cómo se llamaría? , tengo que enterarme, se decía.
_ Sí, este trimestre me quedo a comedor, que bien !. Decía Lisa a su amiga Lorena; eran amigas desde la guarde, pues vivían el en mismo barrio. _ Mi madre tiene mas trabajo y no puede venir a comer a casa, por fin podre estar cerca del chico enigmático, si Lorena el de 3A, ¡por fin!.
Tuvo que esperar casi dos semanas, para poder abordar al chico, pues muy sociable no era, comparado con ella, que era puro nervio, pero el día llego, aprovechando el recreo que había después de la comida, hasta las 3, hora de volver a las clases.
El solía sentarse en un banco, junto a los arboles, aprovechando unos rayos de sol, hacia frio.
Camino hacia el banco, muy diligente con un libro en las manos y la mejor de sus sonrisas, ella sabía del poder de su sonrisa.
_ Hola, soy Lisa de 2B, ¿puedo sentarme?, el no contesto, se aparto un poco y le dejo sitio.
Ella dio las gracias y sentándose, más bien cerca que lejos, abrió su libro de mitología. El la miro por el rabillo del ojo, y se dijo para si, es ella, regalo de los dioses; su felicidad estaba apunto de comenzar.
_ ¿Que lees?, fue lo primero que se le ocurrió a el, pues los nervios le invadían.
_ Mitología griega, me apasiona la mitología, bueno la griega porqué la romana es una copia, que poca imaginación tuvieron, todo se les fue en guerrear. Como me embalo, se dijo _ por cierto ¿Cómo te llamas?.
El suspiro tranquilo y dijo, _ Daniel, me llamo Daniel y ¿tu?.
Ella con una leve sonrisa de victoria en sus labios, contesto muy dulcemente, _ Lisa.
A la salida de clase, Daniel corrió hacia la biblioteca, tenia que empaparse de temas mitológicos, pues tenia que volver a hablar con Lisa…se llama Lisa, en su pensamiento solo existía esa palabra.
La amistad, dio paso a las confidencias, a los paseos y las tardes de cine, así paso el tiempo.
Aquel día era especial, Daniel le tenía preparado a Lisa una gran sorpresa, le contaría su secreto. La haría compartir su destino, le cantoría la historia de su caja.
_ Bueno Daniel, suéltalo ya por Júpiter, ¿Qué es lo que me tienes que contar?, la impaciencia su característica dominante, la desbordaba.
_ Cuando era pequeño, dijo Daniel, me contaba mi madre a la hora de arroparme en la cama; que había en el mundo muchos niños que no eran besados por los mayores, incluso por sus propios padres y madres, por lo que yo debía sentirme privilegiado. La sonrisa afloro en la cara de Daniel, que añadió, arqueando las cejas, _ Mi madre es muy besucona.
Los dos rompieron en unas buenas carcajadas de complicidad, y Lisa dijo:
_ En mi casa la besucona es mi abuela, y los da en estéreo. Pero continúa Daniel, por favor.
_ Desde hace ya mucho tiempo, tengo una caja… es la caja de los besos perdidos, dónde voy guardando los besos que la gente no quiere.
_ Como es eso… de los besos que la gente no quiere, ¿Cómo no se puede querer un beso?, increpo Lisa muy exaltada.
_ Veras Lisa, cuantas veces nos han ido a besar y hemos quitado la cara o nos ha fastidiado.
_ Si, en eso tienes razón, a mí muchas veces me agobian tantos besos y achuchones.
_ Cuantas personas al saludarse se limitan a poner juntas las mejillas, pues esos besos que se dan, son besos perdidos, ya que nunca llegan a la persona que van destinados.
Lisa estaba que no salía de su asombro, es verdad se decía para sus adentros, eso lo he hecho yo muchísimas veces.
_ Y entonces tu, los vas recogiendo y guardando en tu caja de los besos perdidos.
_ Pues si, Lisa yo los guardo.
_ Y…¿Qué piensas hacer con ellos?, pues tendrás montones.
A Daniel se le ilumino el rosto, pues sabia que ella lo comprendería.
_ Cuando sea mayor, iré a esos lugares del mundo, donde los niños no reciben besos.
_ Y las niñas, le corto reivindicativa Lisa.
_ ..Si y las niñas, claro mujer, la tranquilizó tiernamente Daniel, donde las niñas y los niños no son queridos y besados. Abriré mi caja de besos perdidos y se los daré.
Lisa no salía de su asombro, que cosa mas bonita, como no se le habría ocurrido a ella, lo miro con todo su amor y se dijo para si. Como sabía yo que era un chico especial…, mi chico especial.
Y acercando sus labios a los de el, le dijo en tomo muy tierno.
_ Este beso si tiene destino, tus labios Daniel.
El acerco los suyos.

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