28 de enero de 2018

El Banco




Un día estuvo nuevo y fue solido, ya que fue construido con noble madera. Cuando lo colocaron  esperaban mucho de él.

Tendría que ser cómodo, incluso confortable, con buenas vistas y como estaba ubicado en alto, seguro que fresquito.

Su objetivo, proporcionar descanso al paseante, de seguro que aguanto algún grafiti y la meada de felices perretes.

Pero hiciera frio o calor, incluso con lluvias torrenciales, ahí estaba el, estoicamente esperando para cumplir su digna misión: proporcionar un rato de descanso.

Fue lugar de encuentro de jubilados, descanso de abuelitas que gentilmente esparce migas de pan a los pajaritos, placido lugar donde las mamas dan la merienda a sus retoños, relajante emplazamiento para ávidos lectores,  lugar de asueto de chavales que juegan a la pelota, apoyo improvisado para estiramientos del corredor. Y como no, nido de amor para enamorados.

Todos esos cometidos, los cumplió fielmente, todos los días del año. Y ahora mira su lamentable estado de abandono. Le pagamos sus nobles servicios con la ingratitud y el olvido.

Que ingrata la condición humana.

El Banco de España cifra en 60.600 millones las pérdidas por el rescate a la banca

Y yo me pregunto, a este digno servidor ¿Quien lo rescata?.



3 comentarios:

  1. Me alegra volver a leerte. Este tema es muy emotivo; los bancos tienen historias humanas en su interior y están en la memoria de muchas personas por lo allí vivido.

    Saludos, Atalanta.

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  2. Testigo de mañanas, tardes y noches con sus múltiples anécdotas. Seguro que no les resulta negocio rescatarlo. Apenas lo ven como un gasto. Te agradezco por tu visita a uno de mis blogs, amiga. Me alegra reencontrarte. Un abrazo

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