¿Quién no tiene un vecino? Todo el mundo
tiene un vecino, me atrevo a ratificar. Eso sí, el vecino puede ser bombero,
carnicero, protésico dental, diputado, jardinero o vete tú a saber.
Yo también tengo un vecino, pero mi
vecino es muy especial. Es “ATEO”, como lo lees, sí es ateo; y como tal lo
lleva en mucha honra.
Y nada, sales del súper y te lo
encuentras, con su pancarta, con lo que haya que contar ese día, pues el cambia
casi a diario sus reflexiones, que a bien comparte con el vecindario.
En la puerta del centro de salud, te lo
puedes cruzar sobre el medio día. Yo siempre lo abordo y le comento la frase
del momento y por supuesto se deja fotografiar muy amablemente. Es de carácter alegre,
dialogante y feliz, claro el está libre de pecado y eso da mucha tranquilidad.
El es muy partidario del escritor, filósofo y matemático Bertrand
Russell (1872-1970). Nacido un 18 de mayo, en Trelleck, Gales, Reino Unido.
Bertrand,
el caballero de la lógica, fue premio Nobel de literatura 1950, fue varias veces
a prisión por defender sus ideales, viajero incansable y defensor de los
derechos de la mujer. Murió de gripe un dos de febrero.
Mi vecino “El Ateo”, reparte un papelito donde podemos leer, la famosa analogía
de “La Tetera Voladora”, que dice así:
“Si yo
sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira
alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración
siempre que tuviera cuidado en añadir que la tetera es demasiado pequeña como
para ser detectada incluso por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera
que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de un
atrevimiento intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda
razón que estoy diciendo tonterías. Pero si la existencia de tal tetera se viene
afirmando en libros antiguos, se enseña como verdad sagrada cada domingo, y se
inculcó en la mente de los niños, dudar de su existencia se convertiría en una
forma de excentricidad y quien lo hiciera merecería ir directo al psiquiatra en
este tiempo de ilustración o al inquisidor en tiempos anteriores".
Estas
son las cosas que hacen muy especial a mi vecino.
Todas
las personas deberíamos tener un vecino ateo. ¿O no?
Espero encontrármelo
pronto.